UNA REFLEXION

Acabo de llegar de acompañar a mi padre al hospital, que tenia consulta con el urólogo. Mi padre tiene ya 83 años y, aunque está delicado, tiene una mente privilegiada, siempre la tuvo. Ha sido medico durante casi 50 años. Estando en la puerta de la consulta, esperando para que nos llamaran, había varias personas, algunas en silla de ruedas como él. Pero también había un señor de unos 55 años junto a una camilla. Lo que había en la camilla parecía un viejito, muy viejito, tapado con una sábana, que desde donde yo estaba no podia ver bien. Pense que era su padre también. Como hemos esperado un buen rato, inevitablemente entablas conversación con quien supones que está "casi" en la misma situación que yo me encontraba. Pero no. El "bultito" que había bajo las sábanas era su hijo. Manuel Jesús. Con 37 años y con 1,80 de estatura. Tiene ESCLEROSIS MULTIPLE PROGRESIVA. Lleva 12 años enfermo. Ahora solo es un amasijo de huesos. Cuando me he acercado no he podido contener las lágrimas. Tiene una mirada casi perdida. Pero el amor con el que lo miraba su padre nunca lo vi antes.

La mayoría de los días, nos despertamos ya con prisa, con ganas de comernos el mundo antes que la vida nos adelante a nosotros. Y hoy me he parado a pensar que pocas veces damos gracias a DIOS, por lo que tenemos. El solo hecho de podernos levantar de la cama, preparar un desayuno, esperar el minuto en que los niños se van al cole para poder tomar un café tranquila, y ponernos a coser, son cosas que muchos no pueden hacer.

Por eso, yo no voy a hacer un diario del DEAR JANE ni nada parecido. Yo haré los bloques pensando en Manuel Jesús, en su padre y en tantas personas que aunque quisieran, ya no pueden sujetar ni una aguja.

Gracias DIOS MIO, porque aun puedo coser. Besos